miércoles, julio 25, 2007

Digamos que te alejas definitivamente
hacia el pozo de olvido que prefieres,
pero la mejor parte de tu espacio,
en realidad la única constante de tu espacio,
quedará para siempre en mí, doliente,
persuadida, frustrada, silenciosa,
quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
en mí que estoy enteramente sola
sobreviviéndote.

Después de este dolor redondo y eficaz,
pacientemente agrio,
de invencible ternura,
ya no importa que use tu insoportable ausencia
ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra.
Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche
desgarradoramente idéntica a las otras
que repetí buscándote, rodeándote.
Hay solamente un eco irremediable de mi voz como niña,
esa que no sabía.

Ahora que miedo inútil,
qué vergüenza
no tener oración para morder,
no tener fe para clavar las uñas,
no tener nada más que la noche,
saber que Dios se muere, se resbala,
que Dios retrocede con los brazos cerrados,
con los labios cerrados, con la niebla,
como un campanario atrozmente en ruinas
que desandara siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría todos los juramentos y las lluvias,
las paredes con insultos y mimos,
las ventanas de invierno, el mar a veces,
por no tener tu corazón en mí,
tu corazón inevitable y doloroso
en mí que estoy enteramente sola
sobreviviéndote.

Mario Benedetti
No quiero esta libertad que encadena al dolor
No quiero este sendero que ahuyenta tus pasos
Quiero que me encuentres descalza…
deslizandome por tu cuerpo como saliva enamorada…
destruir los ritos ambiguos y fatalistas,
albergar tu nostalgia entre mi cuerpo…
convertirme en sal que no perece… al menos frente al recuerdo.
Quiero sostener tu mirada por mas de una vida,
sembrar ilusiones, destruir los castigos…
dejar a tus alas revolotear sobre mis latidos…
apaciguar el calor de tus labios misioneros
dentro de mi beso…
Quiero deshacer tus argumentos entre mis piernas
Confundirte entre el vértigo y mi pecho…
Quiero regalarte la sinceridad de mi alma
Mostrarte que puedo acariciar la tristeza de tu mirada
Abrazar tus temores que he abandonado
Mirarte de frente, diciendo “te amo”.
Pero te vas
Y se anestesian mis sentidos
Y vuelvo a cargar el alma embalsamada
Te vas y dejas un suspiro entre mis labios
Que sabe a distancia
El mundo se ensancha
Y este vacío aprisiona
Se me abultan los espacios
Y se tropiezan los caminos
Empleo todos los segundos en inventarme sin tu espejo
Pero no encuentro mis ojos
Y me pierdo amor…
me pierdo