Se me atraganta el alma.
Si existe algo que reside aquí dentro,
me ronda y me punza,
y se enrosca en mi garganta,
arañando el laberinto interno de mi cuerpo.
Profana mi quietud a zarpazos,
ataca el enrejado de mis calmas
como fiera en cautiverio.
Transgrede la constancia de mis vísceras,
recorre sinápticamente cada fibra
estrellando impulsos contra mi carne,
obligándome a sentirla.
Asedia mi cordura.
Versa, gime, y silabeante,
logra horadar una salida.
Me resigno a su deseo sentenciante,
mientras escribe de un soplo
y sin premura,
mi vida.