Convoco
a un tenaz duelo
La
palidez cadavérica de la inercia
Con los
rubores intensos
Que tiñen
mi existencia
Y que
esta daga fluorescente
Ampute la migración del tiempo
Sepultando
a la muerte
En su
lecho macilento
Porque
hoy ocupo el espacio destinado a lo perdido
Y broto
desde la noche hasta la lluvia
Convertida
en vuelo deserto del viejo y lacerante abismo
El que
imantó mi cuerpo hasta tragar la espuma
Porque
hoy declaro ser cómplice de la vida
Y seco mis
inviernos embozándolos al calor
De este
horizonte que se alarga como labios en sonrisa
Del
nuevo y tierno abismo que me imanta al amor.