Me dejaste
Un lucero para hallarte
En el horizonte, tu sonrisa extendida
Mapa y sendero de todas mis alegrías
Una lágrima emigrante
La magia de la despedida
Una cálida tristeza
La generosa paz de la nostalgia
Todas las palabras necesarias, ya dichas
Me dejaste
El corazón más grande
La esperanza -al fin- ceñida
Y un beso sanador en mis heridas
Te llevaste
El equilibrio del aroma a roble y sauce
La mirada tierna y fluida
Fuente y destino de todas mis sabidurías
Las charlas interminables
El consejo ante mis porfías
Los acordes de tu voz
Tu mano en mi cauce azabache
Y tus brazos que sostenían
Te llevaste
La raíz y la estructura del concepto “Padre”
La existencia de mi biografía
Trenzada a la historia tuya y mía.
Te llevaste mi vulnerabilidad ante la muerte
Me dejaste
Tu océano de amor hacia la vida
Y el ingente orgullo de ser “Tu Hija”.