jueves, febrero 23, 2006

Un suspiro desventurado
con dolor blando y sincero
salvaje
estupefacto
ansioso
verdugo de las pobres ilusiones
corniza endeble del último recuerdo.
Subiré al borde de la lluvia para calmar las ruinas de mi sonrisa
enterrando cuantos milagros quepan bajo la tierra infértil.
Todo se enmudece
con el último e infinito suspiro-aliento
y contemplo la desnudez, los gritos,
el interminable abismo que se lleva lo que no alcancé a buscar.
Llevo los ojos prisioneros sobre la oscuridad de mi vacío
me permito exhalar el destino de mi propia resurrección
con una causa que se me repite y se me atraganta
como un sueño donde convergen ambas lunas
donde las soledades tengan dos miedos para oirse
donde la tristeza no caiga húmeda por la mejilla
donde mi sombra de un salto y se separe de mis pies
para dejarme a solas con mi soledad.

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