miércoles, abril 16, 2008

Libre de torturas almibaradas, sonriente tras el féretro de la inconsciencia
Dejo los amores enquistados, sórdidos, silentes, grises
Con el pecho expandido, jadeante la mirada, claudicada la paciencia
Dejo las marcas del destierro y las mudas cicatrices.

En libertad acuño mi voz que ya abdicó del silencio
En jauría de anhelos que despiertan en tonos juveniles
Sin misterios que desangraran los canales y los cercos
Y los pozos que tiñeron todo en negro sin matices

Lozanías estivales alumbran cálidas este otoño
Porque un sendero despedrado se asentó en mi ruta virgen
Guiando cauteloso la libertad de mi rostro
De mis manos asedadas, mis montes y mis planicies.

Atrás quedan las pasiones que enmielaban su veneno
Con frases algodonadas, tácitas y elocuentes
Pero tan frágiles que podrían borrarse con un dedo

Lapidados en mármol opaco los instintos fervientes
Liberada de las caricias exiguas y amores misérrimos
de las garras asesinas y los deseos hirientes.

1 comentario:

Aeronautes dijo...

Renaces hoy como los bulbos primaverales, y te yergues orgullosa como la montaña nevada...
ensordeces hoy a los que viven el silencio de la floresta,
y transitas viva entra el ardor de la urbe...
descubres hoy el secreto de tu corazón,
que te ordena a palpitar a cada paso, a bombear a cada suspiro,
a sentir con los que te sienten lejos,
y alimentar a los que subsisten enmielados en tu imediatez.
Sandra, dulce Sandra,
tu nueva piel perfumada nos deleita,
la seda de tus alas nuevas simplemente me empequeñece...
y me encaramo como polizón entre tus escamas, para presenciar tu valiente despliegue.