martes, mayo 06, 2008

Se me volvían de arena las manos
Se me volvía de hielo la voz
Se me cerraba rotunda la mirada
Se me encriptaba indiferente el corazón.

Todo por soñar torpemente con mis alas,
Sabiendo que los ángeles no habitan los suburbios
Ni las calles en que transita el invierno
Ni las pisadas rabiosas en los charcos turbios.

Creí entonces ser un hada
Que vanidosa y sensual poseía la textura de un muro
Donde se escribían los mensajes que su historia disipaba
Creí traducir las líneas del futuro
Fingiendo una fragilidad dulce y delicada
Creía conocer la voracidad del tumulto.

Pero no fui ni cautivante hada
Ni ángel desnudo
Mas si me nacieron unas tímidas alas
A orillas del mar un otoño crudo
Galopando como un Pegaso entre riendas y amarras
Que domarían mi banal orgullo

Allí respiré palabras y se me antoja ofrecértelas todas
Las aspiro asumiendo que en ellas estarás seguro
Recojo los instantes esos ya vividos
Que me invitan amorosos a reconocer mi nido.
Y sacudo las riendas que me ahogan...
Las mismas que me salvan del abismo...
Con una mirada te imploro que tomes firme la soga
Y me alejes del peligro...

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