Te invito al mundo
A oler la tierra
A dejar de ser corteza
Y fundirnos en el crepitante zumo
De nuestra naturaleza.

A ser raíz que brota
Sendero que empieza
Aliento que contiene
Quejido de hojas secas.

Te invito a ser cautos
Con los miedos
Y osados con las quimeras
A desabotonar las alas
Y ceñir la inercia.

A contemplar la estampida de los días
Y fracturar la rigidez de los segundos
Cegarnos a las luces que idealizan
Los estrechos callejones sin rumbos.

Me aceptas la travesía?
Accedes a volar sobre el tumulto?
Te dejo mi mano confiada y expandida
Y un hechizo que cautive tus ojos mudos.