lunes, marzo 16, 2009


Anoche
desvestí el pudor
(sólo sucedió)
cuando apareciste entre alientos
y te quedaste entre gemidos
susurrando entre dos almas empinadas
justo aquí en mi pecho
acariciando sus bordes con tu lengua
bordeando tu lengua con sus cumbres enhiestas,
la piel erizada como musgo tierno
mientras tus manos aún rozaban
los suburbios de mi cuerpo
y mis manos sosteniendo
la directriz de tus egos.
Abracé el temblor naciente
entre caderas ondulantes,
miradas agónicas
y latidos sedientos.
En el centro…
una balsa errante
timoneada contra el viento
encallaba suplicante
entre arrecifes y desiertos,
bajé zigzageante por tus pliegues
arrinconando los sabores y los tactos
hasta oirte clamar por la razón que huía
hasta deleitar mis labios entre savias delirantes…
Busqué tus ojos en un intento ciego
Hasta abrazar la convulsión póstuma
rendida y victoriosa.
…Entonces…
abrí mis ojos secos
ante el fulgor de la mañana
somnolienta y avergonzada
prometí no develarte el secreto
acerca de esta húmeda
y onírica conquista.
…Hasta ahora…
En que la noche se derrama por mi cuerpo
y vuelvo a desplegar tus ausencias
robo al silencio su más pulcra esencia
y te busco conjurando al sueño…

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Debió ser una noche espléndida.
Tiene toda la pinta.
Que vengan muchas más.

Besos.