Requiero comprender la voluntad de los opuestos
sin la fútil obstinación por negar
su elocuente soberanía,
o el encarnizado anhelo
que intenta doblegar
su perfecta simetría.
Preciso interpretar la bondad del universo
la generosa herencia de un microcosmos
la expansiva sensualidad de la luna
que aún permite versar los sueños.
Quiero comprender la insondable omnipotencia
que albergan los abismos,
el imán vertiginoso adherido a su peligro
el deseo que evoca el temor a la caída.
Y el mártir goce que provoca
lamerse las heridas.
Saber por qué un solo órgano en el pecho
decide el cuándo y el cómo
gobernando el pulso
del destino ingenuo.
martes, septiembre 14, 2010
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9 comentarios:
He visitado tus cuatro blogs. Me asombra la capacidad de mantenerlos todos tan vivos.
Besos
Quizás un día hicimos lo correcto y ahora debemos hacer lo equivocado, a ver cómo resulta.
Quien alguna vez se ha lamido las heridas es consciente de que saben fatal.
Besos impulsivos
AQuel órgano del pecho muchas veces es tiranizado por ese otro de la cabeza y se transforma en indomable e irresistible (literalmente)
La del perfil me parece tremendamente extraña, o será alguna idea loca?
Se trata de reinventarse, supongo.
O de inventarse.
Cuando me hablan del Destino, cambio de conversación.
Como mi dios favorito.
Besos sin abandono
A ese órgano del pecho muchas veces lo domina el de la cabeza y aveces es lo mejor.
Un gusto en visitarte.
Saludos.
Imposible de saber.
No hay respuesta.
Besos.
Tal vez por todos esos motivos yo nunca me pregunto nada... a estas alturas ¿para qué?
Me has hecho pensar profundo, amiga :)
abrazos
de intentarlo, avanzamos.
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