Despierto
en un cuerpo ceniciento
Consumido
por el fuego
De
tantos delirios
Asumo
la sobrevivencia como destino
E
inicio mi testaruda reconstrucción
De
modo incierto.
Lo
que queda de mí alcanza para sostenerme
Y
para someterme
A
la cíclica labor de contar las cicatrices
Y
escribir sobre ellas su malherida historia
Con
la sangre que aún derraman los ojos tristes
Haré
mis nuevas alas
Con
la arcilla
Fabricada
con mis cenizas y mis lágrimas
Las
haré livianas como promesas
Y
aguerridas como la nostalgia
Me
haré una piel que no perdone ausencias
Y
unos labios que enfrenten y defiendan
Unos
ojos que besen
Y un corazón que bombee esperanza.