Antes, justo antes del atardecer,
Me reservé el espacio que buscaba
Abri la mirada, esa siempre inquieta,
Consolé las soledades y busqué mis ojos nuevos
Necesité abrigar mis frios añejos y partí…
Afuera había mas colores de los que dibujaba cuando niña
Existían amontonados y risueños
A tientas busqué mi ropaje antiguo,
aun guardaba las medias y un sombrero.
Respiré tan hondo que el aire se hizo suspiro.
Y vi la magia y me habló la locura
No volví a bajar la frente, ni a saludar el suelo
Mas bien despejé las nubes con mis manos y besé el cielo
Atrás quedaron los odios en adioses
Y aquellos ceños cargados de misterios
Dejé a medio hacer el olvido
Mas se que volveré el otro siglo.
No cargué tus ojos, ni tu enojo
Olvidé en el rincón aquellos espacios compartidos
Me llevo si el álbum de besos y caricias
Ese que no llenamos nunca, pues nunca hubo tiempo,
Dejo mis tristezas y esas lágrimas errantes
La piel serena, las noches lánguidas
y mi lecho.
domingo, abril 30, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
cómo se hace para no cargar con los ojos de otro y todo lo que dicen?
Ay! Clem... yo creo que dejando tambien los nuestros....
Sandra,
Que valentía dejar atrás todo y partir de cero, con un poco de recuerdos y el alma un poco demente.
Saludos.
Amigo, es la ilusión de la valentía, las ganas que se amontonan, pero sigo aquí...
Publicar un comentario