miércoles, mayo 03, 2006


Poco a poco se acerca el olor a arena húmeda y algas al sol, a espuma verdosa y albas alfombras de nácar, ecos de bramidos furiosos de un mar que no duerme y se agita frente a mi.
Te vengo a visitar soberano encantador de sirenas y delfines. Vengo de muy lejos sólo a olerte, a palparte, a sucumbir frente a tu imponencia. Vengo de donde tus gaviotas vomitan y se retuercen. Vengo a contemplarte. Vengo a suplicarte que me des algo de tu vida interminable y que ahogues de una vez mi dolor inmortal.

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