Se me escapan las manos hacia laberintos inexplorados
Se me escapa el murmullo que roza los sentidos guardados
Se me escapan las pieles de su armadura esmaltada
se me escapa el deseo tras el semblante de hada.
Ella se permite desplegar alas y amansar los vientos
Ella es capaz de mitigar los roces en su etéreo cuerpo
Ella traiciona la vulnerabilidad de la sed carnal
Ella condecora la fantasía haciendola real.
Hada impaciente, alegoría de los impulsos
Mujer-Ave imprudente, orgullosa de sus lustros
Niña vanidosa, eternamente envidiada
Amante silenciosa, mágicamente transformada.
Ella cautiva lo que yo he renegado
Ella olvida lo que no he olvidado
Ella me gesta en su vientre de musa alada
Ella percibe el calor, los sueños, las ganas.
Abre displicente sus sienes
Hacia salivas ardientes
Ensancha sus labios
Lamiendo los espacios.
Se contempla y se suaviza en su piel de bordado vírgen
Humedece las miradas que la salpican y la revisten
Agudiza el vaivén de sus caderas al arrimo de sus caricias
Sugiere la locura hacia el borde de sus pupilas.
Mujer alada, me desprende del sosiego
Alborota mis entrañas con su aleteo
Enardece los vértigos de antaño sin permiso previo
Hace eco de mis voces que gimieron en secreto.
Deja mi piel en calma fantasma de mi ego!
Deja cumplir mi presagio de soledad y encierro!
Deja de bullir como ave en insaciable celo!
Deja vivir en claustro este anhelante cuerpo!
Se me escapa el murmullo que roza los sentidos guardados
Se me escapan las pieles de su armadura esmaltada
se me escapa el deseo tras el semblante de hada.
Ella se permite desplegar alas y amansar los vientos
Ella es capaz de mitigar los roces en su etéreo cuerpo
Ella traiciona la vulnerabilidad de la sed carnal
Ella condecora la fantasía haciendola real.
Hada impaciente, alegoría de los impulsos
Mujer-Ave imprudente, orgullosa de sus lustros
Niña vanidosa, eternamente envidiada
Amante silenciosa, mágicamente transformada.
Ella cautiva lo que yo he renegado
Ella olvida lo que no he olvidado
Ella me gesta en su vientre de musa alada
Ella percibe el calor, los sueños, las ganas.
Abre displicente sus sienes
Hacia salivas ardientes
Ensancha sus labios
Lamiendo los espacios.
Se contempla y se suaviza en su piel de bordado vírgen
Humedece las miradas que la salpican y la revisten
Agudiza el vaivén de sus caderas al arrimo de sus caricias
Sugiere la locura hacia el borde de sus pupilas.
Mujer alada, me desprende del sosiego
Alborota mis entrañas con su aleteo
Enardece los vértigos de antaño sin permiso previo
Hace eco de mis voces que gimieron en secreto.
Deja mi piel en calma fantasma de mi ego!
Deja cumplir mi presagio de soledad y encierro!
Deja de bullir como ave en insaciable celo!
Deja vivir en claustro este anhelante cuerpo!
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