martes, junio 17, 2008

Esta inercia sobria e inmaculada
De impulsos congelados e insípidos sosiegos
Esta calma absorta corroe y socava
Las vísceras gorjeantes y los jadeantes anhelos.

La estática armonía serena y pausada
Acumula insistentemente los consagrados fastidios
En lenta y fácil agonía fragmentada
Esta perplejidad consume los frágiles instintos.

Vigil, conciente y aterrada

Hurgo,
Escarbo,
Reviso,

En la geografía de tu silueta memorizada
Y en las grietas elípticas de tus ojos asesinos.

Ahí encuentro mi saliva y mis ganas acorraladas
ahí se oculta el impávido y escurridizo olvido.

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