Toma mi alma
Hazla tu esclava
Acepto ser cautiva
Del laberinto de tus envidias.
Domina mis secretos
Átame a tu imperio dantesco
Donde la existencia flamea
Entre ánimas en miseria
Y los gritos desolados
De quienes así han amado.
Escóltame hasta las llamas
Del infierno que proclamas
O hasta tu lecho de soberbia
Que seré fiel a mi obediencia.
Me ofrendo a tus ojos encarnados
Y al anzuelo de tus manos
Acepta esta oblación desesperada
De quien ama en agonia desahuciada
Pero este es el trato;
Sólo podrás arrastrarme
A tu ardiente y eterno báratro
Después,
Solo después
De llevarme a conocer el latido de sus labios
Y haber quemado mi cuerpo
Entre sus brazos...
martes, febrero 24, 2009
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3 comentarios:
Vaya Ofrenda!!!
Que muy hechizada se siente a la entrega.
Que lujo.
El leerte.
Por supuesto.
Gracias, gracias y gracias.
Por todo.
:)
Besos.
Un pacto con una condición, a tal efecto, envidia de mi farolera alma de quien recibe esta ofrenda con solo la condición del latido de sus labios y quemarte entre (las venas hirvientes de) sus brazos, eso es hacer un buen trato, por parte del contratado.
Precioso poema Sandra, escrito en carne versada y resuelta en teoremas complicados, como es amar haciendo pactos, no me extraña niña mía que acaben mal estos actos de locura del que ama entregando su libertad, pero como decía un viejo torero “¡ay hhente pa to!”.
Desde mi alma farolera, ahora de vacaciones en el club de los malditos: http://condevolneyclub.blogspot.com, al cual te invito, también es un pacto que hice con Mefistófeles algún día de borrachera y en algún garito oscuro y desalmado.
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