jueves, febrero 26, 2009

Segundo Delirio


La inventé volando
Con la maestría de quien sabe
Donde depositar los presagios.
La creo,
Cuando aterriza la tarde
Y el ocaso augura, como siempre,
Nuevas soledades.
La atrapo en la red de mis pestañas
Aceptando que su frágil libertad
No es más que este instante
Sin pronósticos venideros ni anunciantes
Ni proyectos nacientes de mañanas.

- Mariposa en cautiverio
Déjame cautivarte
Déjame retrasar tu intento
De estrenar tu largo viaje.
Acudirás llevando la primavera embellecida
En tu cromático ropaje
Allí donde urje que despejes el sol
De un aleteo
Y te anuncies emborrachando de color
El paisaje. -

Un suspiro intenso e impaciente
Se condensa sobre mi cuerpo despoblado
Haciéndose gotas navegantes
Que surcan libres por mi vientre
Hasta zambullirse en el acantilado
De mi ombligo inquieto e insolente.
Ella bebe intuitivamente, muy despacio
Arriesgándose en la rivera vertiginosa
Nutriéndose del néctar marinado.
Y en el último sorbo
Aquel último trago
Succiona mi delirio convulso y licuado
Y emprende su vuelo silencioso
Llevando de equipaje un beso alado.

2 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

No sé que decir.
Debería haber una función en esta ventanita que fuera simplemente aplaudir.

Besos.

Condevolney dijo...

Segundo delirio, delirium tremens volando, otra genialidad Sandriana que fluye como pompa de sensibilidad creadora hasta traspasar la beldad de la natura fundando en ella el espacio y la atmosfera en la que habitan las sensaciones más sutiles de los sentimientos.
A sorbos y a tragos, gajo a gajo me he alimentado de tu néctar marinado, universo de texturas inasibles, que no puedes masticarlo, te haces daño, tienes que lamerlo lentamente y saborearlo con deleite hasta que se te pone el bello desbellado y solo se me ocurre sumergirme en él y ahogarme en el alma de quien ama desahuciado, está construido con tan finos y delicados materiales que tan solo algunos dioses con habilidades inimaginables serán capaces de zambullirse y no ser tragados, aunque yo estoy perfecto aquí muerto, recibiendo con cariño un beso alado.

Desde el alma farolera celebro este delirio sagrado y me voy “patras” a la ofrenda a ver si allí también nado.