Suspendida en lo alto,
calibrando los centímetros que me alejan de la tierra
voy vagando a través de los instantes
lúcida, silente,
cautiva de mis propias ideas
dejando caer el rito lapidario
de ambigüedades impuestas.
Cuando se detienen los segundos
tan solo para asombrarse
de mi vuelo a través de la niebla
despejo la retina ya secada al sol,
-la de antes-
y me vuelvo águila de plumaje lúbrico
y ojos penetrantes.
El mundo se muestra estático desde el cielo
los dias como caudales desesperados
que no encuentran su océano.
La gente… solitarios vagabundos,
efímeros,
sedientos.
La plaza, las calles,
Babel entero
sudando en el tumulto,
aullando en el desierto.
Para existir prefiero la tallada cumbre
inhóspita, invocante
elevado sosiego.
Para existir prefiero la suntuosa cumbre
la espesura de su gelidez invitando al sueño.
Para existir elijo la inalcanzable cumbre
como voluntario
y último destierro.
lunes, junio 29, 2009
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3 comentarios:
Yo no tengo cumbre pero tengo cueva, y para huir de esa Babel me sirve.
Besos.
el ideal de hallarse a gusto con uno mismo, lejos de todo, descrito con suma belleza.
besos.
sta bien escrito,
me gusta
y tiene ritmo.
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