Me arreglo el cabello, el de ébano
contengo mis pupilas, las de tierra
esparzo la piel salvaje, la de loba
muerdo mis labios, los de cera.
Felina camino entre palabras
agazapada y atenta
gata herida
sin garras ni instinto
que ronda por las noches
y se sacude de día.
Cambio de piel cada atardecer,
con el sol goteando en los despojos
lamiendo las heridas derramadas en cántaros cardenales
que rebosan el vapor de la sangre ardiente
y penetran los abismos húmedos
y los muslos
y los valles.
Hay ruidos allá afuera,
de besos y fantasmas
espectros invisibles que no cesan de ahuyentarme.
Hay sombras que despiertan
moderando los quejidos de mi alma
siluetas clandestinas que insisten en hallarme.
Elegante,
visto el mutismo de mis ojos
con frases de fusil,
asomo a tientas un retazo de aquella piel
de cortesana hastiada de seducir.
Me detengo ante un espejo que sangraba
herido por la loba, mutilado por la gata
aún con la sangre invadiéndolo como rocío
resbalando por mi imagen escarlata
me reflejó a una mujer temblando
y desnuda
que decía llamarse Cassandra.
miércoles, julio 08, 2009
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4 comentarios:
Tiene frío Cassandra?
Un abrazo reconfortante para ella.
Y besos.
Espero que si te vas de verdad, me dejes un camino de migas de pan para ir a buscarte.
Querida S.
No te vayas, que quiero seguir leyendo tus poemas. Cuando los leo, los coloco en un tablero de ajedrez y surgen jugadas fascinantes.
reconocerse y al momento despedirse???
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