Mientras giro
y aún dudo,
me permito
los errores
ondulantes de mis caderas.
Entonces, asumo
ser
demasiado mujer
para ser perfecta.
martes, enero 26, 2010
viernes, enero 22, 2010
Rito
Un vago trepidar de espejismos cabalgando
sobre las primeras carencias de esta madrugada
respiran paisajes que me obligan a buscarte
mientras tu imagen me embiste por la espalda
Percibo el calor de tu aliento hurgando en mi pelo
y disparo los ojos hacia el medio de la nada
aparecen tus labios como alucinaciones a destiempo
no enjuicio la realidad, dócilmente embriagada.
Recurro a mis manos para ayudarme a deshielar
las rutas escarchadas de mi piel en pausa
imaginando lo que tus dedos vagabundos
tatuarían, delicados, en las grietas de mi calma.
Encuentro el sendero palpitante y giratorio
trayecto estéril de antiguas noches congeladas
siento pulsar mi vientre, inquieto y generoso
y en solitaria complicidad, desnudo la mortaja.
Abro sedosamente mis alas ateridas
jugando a dos manos inventadas
las cobijo tiernamente, hasta que rocían
incinerantes, su deshielo en mi cama.
Llego al abismo con los ojos abiertos,
con la certeza de que no estás ni has partido
tiemblo de ausencias
sudo silencios
gimen mis labios en la escasez de tus besos,
Llego al abismo,
y arrojo al vacío la última gota
la última señal de derrota,
y entre temblores, sudores y gemidos sin destino
lloro bajo las sábanas inundadas de savia amarga
lloro sobre mis manos, artilugios de este rito.
sobre las primeras carencias de esta madrugada
respiran paisajes que me obligan a buscarte
mientras tu imagen me embiste por la espalda
Percibo el calor de tu aliento hurgando en mi pelo
y disparo los ojos hacia el medio de la nada
aparecen tus labios como alucinaciones a destiempo
no enjuicio la realidad, dócilmente embriagada.
Recurro a mis manos para ayudarme a deshielar
las rutas escarchadas de mi piel en pausa
imaginando lo que tus dedos vagabundos
tatuarían, delicados, en las grietas de mi calma.
Encuentro el sendero palpitante y giratorio
trayecto estéril de antiguas noches congeladas
siento pulsar mi vientre, inquieto y generoso
y en solitaria complicidad, desnudo la mortaja.
Abro sedosamente mis alas ateridas
jugando a dos manos inventadas
las cobijo tiernamente, hasta que rocían
incinerantes, su deshielo en mi cama.
Llego al abismo con los ojos abiertos,
con la certeza de que no estás ni has partido
tiemblo de ausencias
sudo silencios
gimen mis labios en la escasez de tus besos,
Llego al abismo,
y arrojo al vacío la última gota
la última señal de derrota,
y entre temblores, sudores y gemidos sin destino
lloro bajo las sábanas inundadas de savia amarga
lloro sobre mis manos, artilugios de este rito.
sábado, enero 16, 2010
Entrega
Te ofrezco mi mar o mi oleaje
el dominio de mis rumbos
mis presagios en la arena
Te ofrezco mi maestría en soledades
mi paciencia caudilla
enjaulada en tu espera
Te ofrezco los arcanos de mi destino
los horizontes de mis manos
el lenguaje de mis caderas
Te ofrezco una vida
o un segundo
(o un eterno instante)
tómalos cuando quieras.
el dominio de mis rumbos
mis presagios en la arena
Te ofrezco mi maestría en soledades
mi paciencia caudilla
enjaulada en tu espera
Te ofrezco los arcanos de mi destino
los horizontes de mis manos
el lenguaje de mis caderas
Te ofrezco una vida
o un segundo
(o un eterno instante)
tómalos cuando quieras.
jueves, enero 07, 2010
Mientras tanto
Amándote,
mientras mi vida tiembla
suspendida en la marea
-a la deriva -
desplomándose a los pies del viento
atraída por la estela
que me guía a tu sonrisa.
Amarte mientras mi piel
fantasea tus caricias
e improvisa
el idioma casi místico de tus manos,
mientras los sabores de tu aliento
desgarran mis labios sin llegar a tocarlos.
Amarte, mientras te acercas
-tan suave y ficticio-
para habitar tu ausencia
seduciendo sin prisas
mi impaciencia,
la que dócil recoge del ocaso
las últimas cenizas de los días.
No me importa azotar la realidad
contra el delirio
ni embestir el resplandor de tus pupilas
contra mi noche
mientras sigas previniendo el aguacero
que me espera
en la esquina siguiente a tu partida.
mientras mi vida tiembla
suspendida en la marea
-a la deriva -
desplomándose a los pies del viento
atraída por la estela
que me guía a tu sonrisa.
Amarte mientras mi piel
fantasea tus caricias
e improvisa
el idioma casi místico de tus manos,
mientras los sabores de tu aliento
desgarran mis labios sin llegar a tocarlos.
Amarte, mientras te acercas
-tan suave y ficticio-
para habitar tu ausencia
seduciendo sin prisas
mi impaciencia,
la que dócil recoge del ocaso
las últimas cenizas de los días.
No me importa azotar la realidad
contra el delirio
ni embestir el resplandor de tus pupilas
contra mi noche
mientras sigas previniendo el aguacero
que me espera
en la esquina siguiente a tu partida.
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