Respiro para asomarme
Y he visto cuanta nostalgia guarda un ocaso
Los colores se desploman abrazantes
Y en ellos lavo la armadura de mis temores cotidianos.
Reposo para aliviarme
A mitad de un verano tan distinto a los otros veranos
La noche convertida en estelas de un mar indomable
En la embrionaria tregua que se asoma a mi vida.
¿Que esencia permanece a pesar de los ciclos?
La mía,
Más allá de los tiempos y las horas
Que se sacuden el letargo.
Permanezco, estoy
Y quisiera levantarme de un zarpazo,
Felina y delicada
Guardar antiguos besos como esclavos
Para repetirlos a mi antojo
Cuando duerma la ciudad y calle la tarde
Entonces, rescatarlos intactos
Y resucitarlos con mi lengua
Como testigos mudos
Como un viejo amor de vidas ya resueltas
Que reclama su espacio
Al margen de mis codicias nuevas.
Siento mi cuerpo,
Disfruto de los surcos impresos
Que han dejado los años
Admiro cada huella delineada
Por las caricias que fueron
Y las que he inventado
Me jacto de mi piel que no fue inútil
Que puede contar cuanto ha vibrado
Acaricio las agudas pupilas
Que han visto y deseado
Y mi carne que atestigua
La soberanía del instinto consagrado.
Respiro para hacerme
Fiel copia de lo que he soñado
Con un destino que galopa raudamente
Y un par de mariposas dibujadas
En las líneas de mis manos.
Y he visto cuanta nostalgia guarda un ocaso
Los colores se desploman abrazantes
Y en ellos lavo la armadura de mis temores cotidianos.
Reposo para aliviarme
A mitad de un verano tan distinto a los otros veranos
La noche convertida en estelas de un mar indomable
En la embrionaria tregua que se asoma a mi vida.
¿Que esencia permanece a pesar de los ciclos?
La mía,
Más allá de los tiempos y las horas
Que se sacuden el letargo.
Permanezco, estoy
Y quisiera levantarme de un zarpazo,
Felina y delicada
Guardar antiguos besos como esclavos
Para repetirlos a mi antojo
Cuando duerma la ciudad y calle la tarde
Entonces, rescatarlos intactos
Y resucitarlos con mi lengua
Como testigos mudos
Como un viejo amor de vidas ya resueltas
Que reclama su espacio
Al margen de mis codicias nuevas.
Siento mi cuerpo,
Disfruto de los surcos impresos
Que han dejado los años
Admiro cada huella delineada
Por las caricias que fueron
Y las que he inventado
Me jacto de mi piel que no fue inútil
Que puede contar cuanto ha vibrado
Acaricio las agudas pupilas
Que han visto y deseado
Y mi carne que atestigua
La soberanía del instinto consagrado.
Respiro para hacerme
Fiel copia de lo que he soñado
Con un destino que galopa raudamente
Y un par de mariposas dibujadas
En las líneas de mis manos.
5 comentarios:
El balance a solas, el examen al propio cuerpo, quizás deseando que suspenda, para obligarlo a seguir viviendo. A pesar de que el instinto no ande muy bien de memoria y las líneas de las manos se confundan con las arrugas de los años.
No sé tú, pero a mí cada vez me gusta menos encontrar un espejo.
Biquiños.
Qué bonito sería revivir esos besos, esas caricias... Pero los que nos nutrimos de nostalgia, correríamos el riesgo de perdernos los nuevos.
Qué sensibilidad más exquisita, Cassandra.
Un beso
Mariposas en tus manos...
Que bonito.
Me das envidia.
Miro las mías y no hay mariposas.
No hay nada.
Besos.
Repito susurrando cada verso y una sonrisa lenta amanece en mis pupilas rodeadas ya de arrugas -no precisamente de risas- pero estos últimos versos:
"Respiro para hacerme
Fiel copia de lo que he soñado
Con un destino que galopa raudamente
Y un par de mariposas dibujadas
En las líneas de mis manos."
hoy me reconcilian con mi pasado
abrazos y besos para ti; mi gratitud para quien te hace escribir bellezas que -rompiendo distancias- yo disfruto y atesoro.
y tu cuerpo entero, transformado en racconto, se revela a tus ojos en este bello silencio.
emocionado por la historia, abrazo tu llegada, aplaudo tus letras.
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