jueves, junio 20, 2019



Le debo un nombre a mi tierra
a la que me imanta
a las raíces que me impulsan a ser libre
a los capullos que lactan mi savia

Le debo un nombre hecho verso
porque ella es una metáfora
como mi tronco cansado y fuerte
de sostener, elevar, gestar 
y desprenderse

Soy una araucaria milenaria
he sido testigo
he sido admirada

Aprendí a amar hace tantos siglos
y también aprendí a ser olvidada

No tengo flores de arcoiris que ofrecer
aquellas que deslumbran las miradas
me viste un verde caprichoso
un verde de paz, de intimidad y calma

He crecido lentamente
sobreviviendo a fuegos, volcanes y heladas
sigo erguida
mirando al cielo
con las raíces enterradas

A esta tierra mía le debo un nombre
por mantener mi cuerpo
anclado en la antigua lava
por no dejarme caer
rendida y exhausta.

Le debo un nombre versado y valiente
y ese nombre es Sandra.

2 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Yo te admiraré siempre.

Besos.

Mariluz GH dijo...

El más bello homenaje, el más precioso nombre porque así tú la llamas.

Estoy lejos de los blogs, mi querida poeta. Muchas veces te recuerdo y cuando oigo "Chile" te pienso y sonrío.

Abrazos por cada uno de tus versos pasados y por llegar.