lunes, junio 03, 2019



Me gustan los años que han dejado cicatrices y tatuajes, 
aquellos que han cambiado el eje de mi cuerpo y mi biografía. 

Suelen ser aquellos años acuosos, 
de lágrimas interminables 
que no siempre emergen líquidas por mis ojos, 
pero van inundando el alma 
de marejadas salobres y amargas. 

El después, 
acabada la llovizna íntima y la externa, 
la sonrisa parece una cascada de sensaciones nuevas, 
recién estrenadas, 
con un déja vu 
cargado de inocente infancia 
pero con la certeza virgen 
de ser la mejor expresión de la verdadera calma.

Me gusta el silencio que invita a desvestirse 
el que desnudo y desprovisto
de ayeres y fantasmas
seduce cada íntimo y prófugo sentido 
con la versatilidad del aire que huye de un suspiro. 

Me gustan los años en que decido
ser la mujer 
que dibujaron mis manos liberadas
por un delirio. 

2 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Tú siempre has sido un delirio.
Un delirio mágico, de sueño y de cuento.

:)

Besos.

Mariluz GH dijo...

A mí me gustan también. Pero sobre todo cómo lo dices tú, "autovividos" o no. Mi chilena favorita. Mi maga de las palabras. Y los sentimientos.

Abrazos desde este sur.