Suspendida en lo alto,
Calibrando los centímetros que me alejan de la tierra
Voy vagando a través de los instantes
Lúcida, silente, cautiva de mis propias ideas.
Dejando caer el rito lapidario de ambigüedades
Impuestas
Cuando se detienen los segundos tan solo para asombrarse
de mi vuelo a través de la niebla
despejo la retina ya secada al sol, la de antes
y me vuelvo águila de plumaje lúbrico
y ojos penetrantes.
El mundo se muestra estático desde el cielo
los dias como caudales desesperados
que no encuentran su océano.
La gente… solitarios vagabundos, efímeros
Sedientos
La plaza, las calles, Babel entero
sudando en el tumulto, aullando en el desierto.
Para existir prefiero la tallada cumbre
Inhóspita, invocante… elevado sosiego
Pues nadie mira jamás hacia arriba
Ni empina el pescuezo más allá de los hombros de su propio compañero.
Para existir prefiero la suntuosa cumbre
La espesura de su gelidez invitando al sueño
Para existir elijo la inalcanzable cumbre
Como voluntario y último destierro.
Calibrando los centímetros que me alejan de la tierra
Voy vagando a través de los instantes
Lúcida, silente, cautiva de mis propias ideas.
Dejando caer el rito lapidario de ambigüedades
Impuestas
Cuando se detienen los segundos tan solo para asombrarse
de mi vuelo a través de la niebla
despejo la retina ya secada al sol, la de antes
y me vuelvo águila de plumaje lúbrico
y ojos penetrantes.
El mundo se muestra estático desde el cielo
los dias como caudales desesperados
que no encuentran su océano.
La gente… solitarios vagabundos, efímeros
Sedientos
La plaza, las calles, Babel entero
sudando en el tumulto, aullando en el desierto.
Para existir prefiero la tallada cumbre
Inhóspita, invocante… elevado sosiego
Pues nadie mira jamás hacia arriba
Ni empina el pescuezo más allá de los hombros de su propio compañero.
Para existir prefiero la suntuosa cumbre
La espesura de su gelidez invitando al sueño
Para existir elijo la inalcanzable cumbre
Como voluntario y último destierro.
Fotografía: Claudio Vidal, Chile.