viernes, enero 23, 2009


Dos sonrisas traviesas
Arañan el rostro
A penas descongelado.
Dos cuerpos urgen en doblegarse
Y hacerse victima
Y sicario.
Dos distancias se acomodan
Aterradas
Afiebradas
Evadiendo el tacto.
Dos deseos huyen de la carne
Para instalarse en el espacio
que se forma
entre tu elegante indiferencia
y mi sobrio desencanto.
Dos palabras supuran dolorosas
Por no salir de los labios.
Dos silencios estallan
soberanos
cordiales
negligentes
incapaces de callar
lo que gritan
nuestras pieles.

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