Te dejaré ciego
libaré tus párpados
con el hambre
de mi beso,
jugaré a rondarte
con felino celo.
No podrás tocarme,
sólo podrás oler
los vapores de mi sangre
supurando de tu pecho
y lamer
la saliva de mi sexo
huyendo entre tus dedos.
No podrás besarme,
ni recoger
las huellas de mi lengua
enredándose en tu cuello
descendiendo al sur de tu latido
acampando al centro de tu intento
rociando de humedades
la cima y los faldeos
de tu ego.
No abrirás los ojos
por miedo,
por terror a no encontrarme,
por temerle a la ausencia
de mi voz en el espejo
y saberte preso
y culpable,
otra vez
de tu deseo.
miércoles, diciembre 09, 2009
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9 comentarios:
Y de repente no me alcanzan las siete vidas que tengo para pedir perdón. Y la cobardía se vuelve mudez que anuda placer al leerte, querida Cass. Tocaya.
Un honor esas letras!
Terminé.
Yapó!
Esa es una tortura intolerable.
Que crueldad.
Besos.
Los delirios no son torturas, sólo treguas de vida para el delirante...
¡Qué aburrida sería la vida sin poder experimentar, alguna vez, esos delirios!
Un beso.
atroz delirio
saberse preso
de este afán
de este deseo
culpable...
bello, Cassandra
un beso
Hay delirios que saben a ambrosia.
Muchos besos.
Tu delirio, mi delirio, los delirios...
tan posesivos como crueles,Cass, y tu los dominas a la perfección (o al menos sus versos) ;)
qiero felicitarte las fiestas de forma diferente, mira en el loco:
http://mariluzgh.blogspot.com/2009/12/por-siempre-joven.html
abrazos desde la nieve y la lluvia
ejem, ejem...
Bendito delirio y hermoso poema
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