Mañana cumpliré 100 años
38 de los cuales he habitado este cuerpo
Asiéndome de él, expuesta a los ojos ajenos
Con las pieles que me revisten
Con los órganos gorjeando impacientes
Con voces que conmueven
Acumulando historias y cicatrices.
Y seguiré trazando un rumbo nuevo
Donde los miedos no tengan en que oírse
Donde la soledad ya no sea un pliegue de mi cuerpo
Y los estigmas ya no se sequen en la frente.
He esperado este día con ansias de novia herida
Rasguñando los atuendos, rasgando vestiduras,
Absteniéndome del olvido, olvidaba mi vida
Y olvidaba contemplarme así, desnuda.
Tras los muros vigilantes rompe mi grito cautivo
Que llama y clama por la razón huidiza
Por la cordura implacable que venza el hechizo
O al menos que me salve de la piel que se eriza.
Muere un corazón ahogado bajo la tierra aún húmeda
Mueren las palabras en mi boca antes de llegar a la otra orilla
Atenta me detengo ante el espejo cansada y muda
Ante la espalda de mi imagen que no me auxilia.
Mañana cumpliré un siglo creándome y reinventándome,
Pero siempre hubo algo que no coincidía…
Decido estallar en colores esta vez pintándome
Siguiendo aquel boceto -ya sepia- que dibujé cuando niña.
Y volveré al mar que vio crecer mi cabello y mi estampa
Volveré a beber su aliento impregnado de delfines y de algas
A el obsequiaré esta candencia centenaria
A el devolveré para siempre la sal de mis lágrimas.
38 de los cuales he habitado este cuerpo
Asiéndome de él, expuesta a los ojos ajenos
Con las pieles que me revisten
Con los órganos gorjeando impacientes
Con voces que conmueven
Acumulando historias y cicatrices.
Y seguiré trazando un rumbo nuevo
Donde los miedos no tengan en que oírse
Donde la soledad ya no sea un pliegue de mi cuerpo
Y los estigmas ya no se sequen en la frente.
He esperado este día con ansias de novia herida
Rasguñando los atuendos, rasgando vestiduras,
Absteniéndome del olvido, olvidaba mi vida
Y olvidaba contemplarme así, desnuda.
Tras los muros vigilantes rompe mi grito cautivo
Que llama y clama por la razón huidiza
Por la cordura implacable que venza el hechizo
O al menos que me salve de la piel que se eriza.
Muere un corazón ahogado bajo la tierra aún húmeda
Mueren las palabras en mi boca antes de llegar a la otra orilla
Atenta me detengo ante el espejo cansada y muda
Ante la espalda de mi imagen que no me auxilia.
Mañana cumpliré un siglo creándome y reinventándome,
Pero siempre hubo algo que no coincidía…
Decido estallar en colores esta vez pintándome
Siguiendo aquel boceto -ya sepia- que dibujé cuando niña.
Y volveré al mar que vio crecer mi cabello y mi estampa
Volveré a beber su aliento impregnado de delfines y de algas
A el obsequiaré esta candencia centenaria
A el devolveré para siempre la sal de mis lágrimas.